Y ahora voy a dormir… y te sueño. Aunque no quiera, aunque no deba, aunque no te quiera pensar… voy y te sueño.
Y mañana las palabras «me quedo a tu lado» serán sólo una resaca de la noche que pasé soñándote… y recriminándote que nos negaras a los dos la oportunidad de no tener que soñar más, la posibilidad de despertar cada día sabiendo que no será el último para nosotros.
No, aún no te deseo que seas feliz, porque te sigo soñando a veces.