Dicen que cuando amas nunca pierdes. Que es mejor haber amado y perdido, que no haber amado jamás.
Yo no lo sé. Lo que sé es que cuando amas dándolo todo y lo que recibes a cambio es daño, se te vacía el amor hasta que no te queda nada.
Y no sé cómo se vuelve a llenar el depósito del amor. No puedes dar lo que ya has gastado, de lo que ya no te queda. No se puede esperar que venga alguien y te dé, te dé y te dé para llenar tu depósito del amor, mientras tú no tienes nada que dar.
Yo no quiero vaciar de amor a otras personas.
Debería haber gasolineras de amor donde pudiéramos llenar nuestro depósito tranquilamente, sin hacer daño a nadie. O un cargador para poner a tope la batería, en lugar de andar por ahí con un 12% de batería de amor diciendo: «es que no puedo amar, me queda poca batería».
Quizá debería haberme guardado un poco de amor, porque, como decían las abuelas: nunca se sabe. Pero mi corazoncito no tiene luz de reserva. No se encendió ninguna luz ámbar en el salpicadero de mi razón cuando entré en reserva de amor. Seguí amando hasta que se apagó el motor del amor por falta de combustible.
Y ahora soy de esas personas que van por el mundo diciendo que no pueden amar porque les queda poca batería o se les ha quedado a cero y se les ha apagado el amor. Que no es que no quiera, es que no me queda nada que dar.
Waoo que verdad👏👏👏