Quién puede robar un rosal,
quién puede matar un sueño,
quién una esperanza nublar,
quién osa borrar un recuerdo.
Y por qué cortar una rosa
cuando aún está floreciendo,
por qué quitarte la flor
que expresa lo que yo siento.
Planté con mis propias manos
un árbol lleno de vida
al borde de tu fría piedra,
a los pies de la muerte misma.
Esperaba que sus flores,
que fueron tus favoritas,
te acercaran mi cariño
y te hicieran compañía.
Tres veces las he plantado,
pero siempre te las quitan.
Tres veces quebré mi llanto,
por la rabia contenida
en un solo pensamiento:
¿qué clase de ladrón
es el que roba una flor?
¿Qué clase de ladrón es
el que se la roba a un muerto?